Rafael Moneo, premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012

El arquitecto navarro, también premiado con el Pritzker de la arquitectura en 1996, recoge el galardón Príncipe de Asturias de las Artes 2012 en el Teatro Campoamor de Oviedo
El Jurado de la Fundación Príncipe de Asturias ha acordado otorgar el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012 a Rafael Moneo, arquitecto español de dimensión universal, cuya obra enriquece los espacios urbanos con una arquitectura serena y pulcra. Maestro reconocido en el ámbito académico y profesional, Moneo deja una huella propia en cada una de sus creaciones, al tiempo que conjuga estética con funcionalidad, especialmente en los interiores diáfanos que sirven de marco impecable a las grandes obras de la cultura y del espíritu.

Rafael Moneo es, sobre todo, un maestro de arquitectos, un proyectista extraordinariamente culto y un profesional responsable, autor de una arquitectura serena y pulcra, un proyectista que ha buscado contribuir a la coherencia de la ciudad más que aportar una expresión personal cuyas intervenciones han ido siempre a favor del entorno y el contexto.

Más cartesiano y culto que creativo, optó por una cautela concienzuda cuando tantos edificios comenzaron a fragmentarse y a romper su perímetro con formas escultóricas. Las bazas de Moneo han sido la cultura, la capacidad analítica, la sobriedad, la abstracción geométrica y la disciplinada responsabilidad de ceñirse a lo que se le pide. La experiencia de saber escuchar al lugar tanto como la de saber solucionar los problemas le han servido para convertirse en un proyectista tremendamente fiable, aplaudido por su rigor constructivo y por su capacidad para realizar edificios sólidos y entroncados con los lugares.

Álvaro Siza, león de oro: XIII Biennale di Venezia

El arquitecto portugués recibe el León de Oro a toda su carrera, en una edición a cargo del arquitecto británico David Chipperfield.

Es difícil pensar en un arquitecto contemporáneo que haya mantenido una presencia coherente en el ámbito de la profesión que no sea Álvaro Siza. Que esta presencia se haya mantenido, de un arquitecto que vive y trabaja en el extremo atlántico de Europa, no hace más que poner de relieve su autoridad y su condición.

Desde la época de los primeros encargos recibidos, para el restaurante Boa Nova o las piscina de Leça de Palmeira, y la reputación confirmada de sus primeras viviendas, Siza ha ocupado una posición singular en la galaxia arquitectónica, llena de paradojas.

Siza ha mantenido una consistente producción de obras del más alto nivel sin todavía mostrar la mínima traza, con evidente profesionalismo, de la autopromoción que ya es parte del mecanismo del arquitecto contemporáneo.

Todos aquellos que han tenido la suerte de haberlo escuchado hablar de arquitectura, de parcas palabras pero precisas como las líneas sutiles de sus dibujos, saben que estas obras no son producto de un talento convencional, sino de una mente fínamente ejercitada desde la seguridad del conocimiento y la sabiduría de la duda.

Los motivos de David Chipperfield
Comisario Director de la XIII Bienal de Venecia 2012

Cajón de Sastre

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